Conteedor quemado en la esauina de Trafalgar con Luchana. Foto de hoy mismo. |
Cada vez son mas frecuentes los incendios provocados en contenedores de reciclaje y otros muebles urbanos. Nos llega a parecer hasta normal encontrar una escena como la de la foto cada fin de semana. En mi caso mi capacidad de asombro sigue inalterada. No me resigno a creer que vivo en una ciudad sin ley. No entiendo la mentalidad de esos grupos de gamberros que hacen de este tipo de actos un ritual iniciático. Son nuestros hijos, nuestros sobrinos, nuestros nietos quienes practican esta cruel ceremonia. Me pregunto a veces si la fascinación del fuego, si el chute adrenalínico que debe provocar quemar un contenedor repleto de papeles y cartones es una compensación de algo o una deuda social que estos chicos se cobran.
Es evidentente que no vamos a poner un policía en cada esquina para prevenir estos actos vandálicos. Al final me preocupa menos el coste de reposición de estos equipamientos que el daño social que se produce. Daño a nuestro patrimonio común. Daño a nuestra conciencia de ciudadanos. Daño sobre nuestra moral.
Hace unos años para prevenir los incendios en los montes a alguien se le ocurrió el slogan publicitario del "cuando un monte se quema algo tuyo se quema".
Algo nuestro se va quemando día a día con cada contenedor que amanece fundido cualquier mañana de sábado o domingo.