Foto de Rafa. Gracias por permitir su reproducción en el blog.
Una imagen insólita de la fuente de la Plaza de Olavide. Las aguas heladas soportan el peso de restos del botellón nocturno.
Aquí por lo que se ve a todos nos toca aguantar el botellón. Hace unos años era normal que algunos dueños de perros no recogiesen las caquitas de sus mascotas. Hoy, gracias a distintas medidas, la mas importante la propia conciencia de los dueños de los perros, esa lacra casi, casi ha desaparecido totalmente. Con esto del botellón yo me conformo con que los practicantes del rito retiren sus restos a sus convenientes papeleras y contenedores. Si se puede celebrar la fiesta alcohólica a cinco grados bajo cero está claro que sus practicantes tienen preparación física y anímica como para realizar ese sacrificio.
¿O es mucho pedir?
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