Esta foto apareció originalmente en una entrada del interesante blog Género Ful. |
“Otro artículo de nuestro colaborador Miguel Reina. Un recuerdo de
entrañables personajes de las calles de nuestro barrio”
En los años 70 y parte de los 80 era relativamente habitual
ver personajes peculiares, extraños, diferentes.
Concretamente, en la calle Fuencarral conocí a 3 personajes
que correspondían a esas señas de identidad tan particulares.
Una era aquella anciana señora que durante tantos años
deambulaba sobre la zona de los cines PAZ, ROXY A Y ROXY B tratando de vender
sus famosos chistes de amor a 20 duros. No eran más que pequeñas cuartillas
dobladas y la verdad es que no se solía ver apenas gente que los comprara.
La gente la miraba con estupor. Una mujer muy mayor, de
aspecto un tanto fantasmagórico, parapetada en aquel abrigo tan característico,
aquel gorro, aquellos taconazos.
Por lo que se comentaba, los chistes no tenían mucha gracia,
y eran fundamentalmente verdes y escatológicos.
Otro caso más que curioso, también lo constituía otra mujer,
aunque en este caso mucho más joven.
Se trataba de una persona que fue agraciada con 100.000 pts.
en la lotería al principio de los 80, pero se fundió todo el dinero. Se situaba
junto al Rodilla, sus empleados la conocían muy bien, en la esquina de Sandoval
con Fuencarral, provista de una guitarra de solo 3 cuerdas, y allí, con un
insoportable ruido. Además cantaba.
En ocasiones cambiaba de ubicación y se situaba en los
pasillos largos que hay en la estación de metro de Bilbao, con un cartel que
rezaba aquello de "Me alquilo para bautizos y comuniones".
El tercer personaje fue un hombre, que en esos primeros años
80, deambulaba siempre ente Bilbao y Quevedo, vestido con un saco, pidiendo
limosna.
Una vez, el dueño de la perfumería Ángel, en el 132 de Fuencarral,
le quiso regalar un abrigo que él no usaba, pero nuestro personaje a voz en
grito y con grandes aspavientos lo
rechazó de plano, alegando que con ese abrigo no podría hacer negocio. Un abrigo
demasiado bueno como para pedir limosna, había que seguir con el saco puesto.
Almudena Grandes dedicó un estupendo artículo a esta mujer en el diario El Pais
ResponderEliminarEl Pais Internacional
hola,soy miguel,otra vez.Mas sobre acontecimientos curiosos en este tramo de calle.En los 60,los domingos hacia las 9 de la noche,a la salida de los cines,se veian a chavales vender LA GACETA DEPORTIVA,donde se reflejaban los resultados de la liga futbolistica.Y ya en los años 76-77 recien muerto Franco,se organizaban violentas manifestaciones en el tramo que va de gonzalo de cordoba esquina fuencarral hasta la glorieta bilbao,y cuya consigna era no dejar un escaparate vivo.Rompian una luna tras otra,para luego ir al edificio donde esta EL OCASO,esquina Sagasta y cobrar por fechoria realizada.Increible,pero cierto.
ResponderEliminarMe comenta un señor que trabajo en la pasteleria de Pablos,en Luchana en el año 1959,lo siguiente:
ResponderEliminarHubo un negocio de elctrodomesticos muy importante en Luchana esquina Cardenal Cisneros llamado Feyma,y la hija del dueño,fallecio a una edad muy temprana.Su padre decidio contratar una carroza funebre,movida por varios caballos para homenajear a su hija,ante la expectacion general.Hizo el recorrido entero por toda la calle Luchana.
miguel.
Hola Miguel.
ResponderEliminarBuena información. La tienda se llamaba Feymar. Cerró en el 1986 con ese nombre aunque luego siguió como tienda especializada en pequeño electrodoméstico. En sus tiempos fue uno de los grandes del sector de la distribución en Madrid. Tenía otra tienda por Narvaez. Ojalá pudiesemos tener alguna foto de ese magnífico entierro...
Me acuerdo muchísimo de la señora que vendía chistes de amor, el resto no
ResponderEliminarTambién me acuerdo de un señor que iba en una moto enanisima que parecía de juguete
Gracias por los recuerdos
Buenas tardes, recuerdo muchísimo a la señora de los chistes de amor. De techo por eso busco cosas sobre ella. Yo solía verla en la entrada de los cines de Calllao.
ResponderEliminarOtra persona de la que me gustaría saber algo era de un señor que pintaba pequeños cuadros a tinta china con una pequeña espátula. Eran pequeñas estampas que realizaba con gran destreza y vendía por quinientas pesetas. Yo en aquel tiempo no pude comprar alguna, y siempre se me quedó el pesar.
Saludos y gracias.
Un día yo le compré un chiste de los caros de a 100 ptas y era una vida indescriptible
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