Portada del libro “La Prosperidad 1862-2012″, historia de un barrio de la periferia temprana de Madrid. |
Acabo de leer la excelente monografía que sobre el barrio de
la Prosperidad, la Prospe para los iniciados, ha escrito mi buen amigo Enrique
F. Rojo. Si alguien, sin ser historiador profesional, estaba en condiciones de
asumir ese reto, ese alguien es precisamente Enrique.
A través de su blog URBAN IDADE- uno de los
mejores blogs de temática urbana, arquitectónica y ciudadana de Madrid- ha
venido recibiendo informaciones y confidencias de los vecinos del barrio y ha podido
proveerse gracias a ello de un relato emocional que está en la base de su
proceso de elaboración posterior del libro. Sin ese sustrato sentimental, sin
esas conexiones humanas el libro no hubiera dejado de ser un reportorio frio y
académico. Al haber anclado su historia en las vivencias y en los recuerdos de
decenas de corresponsales y confidentes Enrique ha logrado presentar una
crónica fiel y amistosa de la historia y la vida del barrio de la Prospe.
Nací en la frontera oeste del barrio de la Prosperidad en
años en los que la actual calle de Príncipe de Vergara- entonces General Mola-
no existía más allá del paseo de Ronda. Era aquel espacio imposible casi la
única vía de comunicación con el resto del barrio. Solares, viejas vaquerías
arruinadas, descampados y poco mas. La vida de los vecinos de aquellas pocas casas
que se encontraban, algunas todavía subsisten, en los pares de Francisco
Silvela, en el tramo comprendido entre la Avenida de América y la glorieta de
López de Hoyos, entonces Ruiz de Alda, se vinculaba mas a los barrios de
Salamanca y de la Guindalera, incluso, que a las de la Prospe. Los niños estudiábamos
en colegios como el grupo escolar General Mola y las amas de casa compraban en
mercados como el de la calle Diego de León. Además todavía no existía la
tremenda barrera del túnel excalectric que secciona tan cruelmente la calle de
Francisco Silvela entre sus aceras pares e impares. Teníamos incluso un hermoso
bulevar tanto en el propio paseo de Ronda como en General Mola.
La Prospe no dejaba de ser para nosotros un espacio ignoto
del que llegaban turbas “enemigas” de niños dispuestos a combatir en peleas a
pedradas en los descampados traseros a nuestras casas. Los de Silvela 104 al
110 solíamos ser aliados de los niños de la colonia del Pilar, esponjoso
espacio reticular que por cierto también suponía una frontera con el resto de
la Prosperidad. Y nuestras fiestas eran las de la colonia celebradas, como era
lógico, el 12 de Octubre, Día del Pilar y entonces creo que fiesta nacional.
Fue ya mas tarde cuando por razones de militancia política
en la transición y de vivir en casas menos periféricas del barrio- calles Clara
del Rey y Sánchez Pacheco- logré conocer a las gentes y la idiosincrasia de la
Prospe. Recuerdos muy vivos de la actividad en torno al famoso centro de mandos
José Antonio, del Ateneo Libertario, de los sábados políticos en la Plaza de la
Prosperidad. De los conciertos en los garitos del barrio allá por las alturas
de Eugenio Salazar. De los mítines en el parque de Berlín. De la casa de la
calle Nieremberg donde vivía Gabriel Celaya y su mujer Marichu. De las
reuniones, largas, a veces tediosas, del local del PCE de la calle Constancia.
De tantos amigos vivos y muertos. De Paco el taxista. De los gemelos de Bilbao,
los hermanos Prieto. De Pedro, Carmela, Sagrario. De tantas noches de vino y de
baile. De exaltación y depresiones posteriores..Mucha vida.
Mucha vida que ha retornado a mí en forma de recuerdo
gracias al libro de Enrique. Por cierto que en el libro uno se entera que
muchos de los fundadores de la Prosperidad, de aquellos especuladores de suelo
adelantados del modelo de desarrollo capitalista madrileño que tanto hemos
sufrido, procedían de Chamberí. O que las fiestas tradicionales de la Prospe
eran las de la Virgen del Carmen, como en Chamberí -¿una casualidad?- hacen
posible y lógico que esta pequeña reseña del libro de Enrique sea traída a este
blog dedicado al barrio de Chamberí, donde vivo desde hace ya mas de dos décadas.
Si quieren ustedes comprar el libro pueden hacerlo de dos
formas: comprándolo
al autor en su blog o en la librería
El Buscón, de la que fui socio durante unos cuantos años, en la calle
Cardenal Silíceo.
Felicidades Enrique. Y a la espera de nuevos libros nacidos
de tu pluma y de tu cámara fotográfica.
Gracias por tan entrañable reseña.
ResponderEliminarUn saludo,
Enrique