Foto propiedad de Yolanda Cortés. Posiblemente esta foto esté datada en los años 60. Desapareció en los años 90 después de servir al barrio por mas de 60 años. |
Una lectora del blog, Yolanda, quiere compartir con nosotros sus recuerdos de La Esperanza, uno de los últimos comercios de ultramarinos del barrio. Estaba en la esquina de la plaza con Gonzalo de Córdoba en el mismo lugar donde ahora se encuentra la Tienda de Vinos.
Este es el texto que nos envía acompañando a la foto de arriba. Por las dos cosas, foto y texto, le quedamos muy agradecidos. Es como un pequeño regalo de reyes para el blog.
Soy la hija de Ovidio, el encargado de la tienda de ultramarinos La Esperanza, quien junto con Ramón sirvió a distintas generaciones de vecinos, hasta que se jubiló hace aproximadamente unos 20 años, cuando se cerró. Me crie detrás de sus mostradores y no hay vez que no pase por allí que no sienta añoranza. Seguro que mas de uno recordais este establecimiento.
Tenemos algún documento que data la tienda en torno a los años 30, y tengo en mi casa algún objeto de la época como un tintero y algunas pesas minúsculas, y una romana también muy pequeña para calibrar el tamaño de los garbanzos, cuando estos se compraban por sacos directamente al agricultor, y por supuesto se vendían a granel.
En el interior de la tienda, la gente que la conoció recordará sus torres de botes de melocotón y de tomate, entrelazados de tal manera que era muy difícil que se pudieran caer, los anaqueles llenos de botellas y latas hasta el techo, que no dejaban ver las paredes, y las cubetas con legumbres de distintas clases, en el frente del mostrador, que hacia que todo el mundo metiera las manos en ellos, era irresistible no hacerlo.
Recuerdo por Navidad ver a mi padre desmontar los escaparates, para llenarlos de turrones, mazapanes, y demás dulces, y por Semana Santa eran los enormes fardos de bacalao los que ocupaban ese lugar.
Seria muy difícil intentar resumir muchos años de recuerdos en unas lineas, pero estoy segura, que habrá gente que podría añadir a estos recuerdos otros muchos.
ACTUALIZACIÓN. MAYO DEL 2013
El periódico vasco El Correo publica un reportaje sobre Chamberí el dia 29 de Mayo y reproducen la foto de la tienda La Esperanza sin el debido reconocimiento al origen de la misma. Algo muy habitual en esto de Internet. No merece la pena ni protestar. Me molesta no tanto por el blog como por la familia de Ovidio y por la propietaria de la foto Yolanda Cortés.
Recuerdo perfectamente la preciosa tienda de La Esperanza,tanto mi madre como anteriormente mi abuela,fueron clientas fieles durante decadas.Recuerdo perfectamente a Ovidio y tambien a Ramon.La Nostalgia se apodera de mi,dejandome sumido en un enorme placer agridulce,del que no quiero salir.saludos.
ResponderEliminarGracias Eduardo por traer tus recuerdos al blog. Sabes que lo tienes abierto para publicar fotos, recuerdos, textos originales.
ResponderEliminarUn saludo
Eduardo muchas gracias por tus palabras,esa nostalgia, y ese placer agridulce es el que me invadió al descubrir este blog, y lo que me impulsó a participar en el.Probablemente en algun momento del pasado cabe la posibilidad de haber coincidido en La Esperanza, y sin imaginarlo siquiera ahora volvemos a ese pasado. Muchas gracias otra vez.
ResponderEliminarenhorabuena por la foto y los datos,yo era cliente de la competencia,la que estaba casi enfrente,el spar,regentado por domi,en plaza olavide esquina palafox,pero no obstante,recuerdo el negocio perfectamente,ya que pase toda mi infancia jugando en la plaza en los inicios de los 80.una lastima que desaparecerian ese tipo de comercios especializados,en donde habia trato personalizado,se fiaba,y el trato era directo.era asombroso como alrededor de la plaza pudo haber tantos negocios de ultramarinos funcionando,el vuestro,el de domi,el de olid con cardenal cisneros,el de juan austria...con esas cosas tan caracteristicas como el bacalao,el chocolate,las legumbres,el pago por casco de cerveza o refresco,la leche en botella de cristal..una pregunta ¿cuanto duro el negocio?¿fue el ultimo que aguanto en la zona?¿noto negativamente la llegada del dia que se puso en trafalgar?
ResponderEliminarGracias Miguel, por volcar mas recuerdos de aquellas tiendas, yo tambien recuerdo perfectamente la tienda de Domi, y las otras que nombras tambien; aún queda la de Trafalgar, casi llegando a Luchana, que sobrevive todavia, y sí, cuando llego Dia a Trafalgar, se notó muchisimo en las ventas y la bajada de clientes, supuso un momento muy duro, igual que cuando la voladura del Mercado. El negocio de La Esperanza duró desde los años 30 hasta 1993 aproximadadmente, pero se cerró por la jubilacion de mi padre, porque el negocio aún resistia.
ResponderEliminarUn saludo.
Tambien recuerdo,LA COLMENA,que teniamos al lado,o la jugueteria cacharreria en la otra esquina,y el alquiler de bicis junto al Mentrida...Que recuerdos,pase mi infancia jugando al futbol alli,y algun que otro balonazo que partio algun que otro cristal de alguna tienda,especialmente en el otro lado de la plaza,en aquella tienda de electrodomesticos.¿te acuerdas del garito big ben y el uranga donde se vendia droga en los 80?que años mas duros aquellos de tanto consumo.
ResponderEliminarMe llamo Roger, tambien comprabamos en La Esperanza, pues recuerdo meter las manos a coger judias o garbanzos,Ovido cuando me veia decia que me comeria las manos el gato que tenian, yo naci y vivi en jordan 23 la pequeña carpinteria que habia esquina a Olavide. Saludos a todo el barrio
ResponderEliminarMe vine a vivir en 1991 a la Plaza de Olavide y aún sigo aquí.
ResponderEliminarEl cierre de este maravilloso ultramarinos me dio muchísima pena, compraba habitualmente y les hacía gracia que una chica joven como yo comprase allí.
Hoy día cada vez que veo la tienda de vinos, no puedo por menos que añorar el ultramarinos de toda la vida y sigo recordando a sus amables comerciantes.
Me vine a vivir en 1991 a la Plaza de Olavide y aún sigo aquí.
ResponderEliminarEl cierre de este maravilloso ultramarinos me dio muchísima pena, compraba habitualmente y les hacía gracia que una chica joven como yo comprase allí.
Hoy día cada vez que veo la tienda de vinos, no puedo por menos que añorar el ultramarinos de toda la vida y sigo recordando a sus amables comerciantes.