24 de abril de 2016

LA MORADA O COMO INTENTAR ACABAR CON UN ESPACIO DE CONVIVENCIA NO MERCANTIL

Cartel con los programas de trabajo y actividades del Centro Social Okupa La Morada

La Morada, Centro Social Okupado y Autogestionado-CSOA- es, o será mejor decir:era- un movimiento social agrupado, múltiple y con vocación democrática que ocupaba un local abandondo en la calle Casarrubuelos, un callejón medio olvidado, a medias industrial, a medias residencial, a la altura y por detrás del cruce de Fernando el Católico con Vallehermoso.El local solo era el esqueleto físico del movimiento, el soporte de una pléyade de iniciativas sociales y vecinales nacidas al calor del 15M.
  
Esta semana pasada una confusa operación que tendrá seguramente consecuencias judiciales consiguió expulsar del centro a los activistas que a lo largo de estos cuatro años han usado las instalaciones para sus actividades de todo tipo imposibles de ennumerar: lúdicas, formativas, artísticas, políticas, culturales, etc. La operación que se saldó con la detención de decenas de activistas y vecinos solidarios ha provocado reacciones críticas en los órganos de poder municipal y en el conjunto del movimiento vecinal del distrito de Chamberí.



No es el caso, no es mi pretensión, reseñar ni evaluar la naturaleza del movimiento Okupa ni por lo tanto colocarme a favor ni en contra. Solo diré lo que yo como vecino tengo observado en algunas ocasiones en las que me he pasado por el centro a participar como vecino en algunas de sus actividades. Siempre he sentido que lo mejor del barrio estaba ahi. Grupos de jóvenes, y no tan jóvenes, buscando un horizonte vital de colaboración y solidaridad entre los vecinos para organizar actividades en distintos órdenes de la vida sin el sometimiento al mercantilismo.

La globalización, la crisis económica, el deterioro ecológico, el paro estructural, la emergencia de herramientas y tecnologías como la robótica, la informática, etc  nos llevan hacia un mundo distinto en el que la propia vida social y colectiva se verá sometida a enormes presiones para entegarse atada de pies y manos al dios de los mercados. Ello derivará en un mundo de ganadores y perdedores, a una sociedad en la que enormes grupos sociales verán como la precariedad se instalará como forma de vida dominante. Ante ese panorama unas minorías muy vitales, entregadas y apasionadas quieren presentar batalla. Y ya no lo quieren hacer solo a través de la lucha política sino por medio del cambio de forma de vida. Rescatando parte de las relaciones sociales del mercado, desmercantilizando la vida diaria. Quieren cambiar el dibujo de nuestras ciudades. Variar el modelo del aprendizaje. Resolver el ocio de manera socialmente util. Ayudar a los más desfavorecidos. Ese es su programa y su concepto de lucha. Todo eso que lleva incubándose en las sociedades instisfechas de Occidente desde hace décadas viene abriéndose camino también en la España de hoy.


Lo de la ocupación de locales abandonados es lo de menos. Lo importante es el contexto social. El clima de agrupación de las personas. Sus vínculos solidarios. Y eso no lo frenan ni los desalojos ni los desahucios.
 
En prueba de ello el movimiento de La Morada se ha echado este domingo a la calle. En la calle Fuencarral estaban los vecinos de la Despensa Solidaria recogiendo víveres en la puerta del Carrefour. Estaban los bailarines de swing y de break dance practicando con los vécinos. Estaban los músicos y los de la batukada. Y los del rastrillo de ropas a distribuir gratuitamente. Y los activistas sociales y políticos. 


Un goce estar hoy en la calle con los chicos y las chicas de La Morada. Me temo que algunos van a tener que seguir aguantándoles.

21 de abril de 2016

¿Recuerdas la Pescadería Pablo en Chamberí?

¿Algún vecino se acuerda si en la calle Jordán  o en otro lugar del barrio existía en los años 40 la Pesacadería Pablo?


Un amigo del blog nos encarga una pequeña investigación. Tiene una foto familiar, la que encabeza este post. En ella aparecen tres personas en un portal al lado de la Pescadería Pablo.

Se trata de los padres de nuestro amigo. Se llamaban Pepe Mesa y Lola Blanco. Vivieron un cierto espacio de tiempo en la calle Jordán y es posible que la foto esté tomada a principios de los años 40 en esa misma calle.

La pregunta es si algún vecino reconoce el lugar de la foto. Especialmente la existencia de la pescadería ¿Pudiera ser la misma calle Jordán en su número 16? El número 16 de la calle es ahora la última finca de la calle antes de entrar en Olavide. En aquellos años ya no lo sé. Por el desnivel de la calle correspondería pero la anchura de la acera y otros detalles como la existencia del portal no parecen tener la misma correspondencia.

Esperamos que algún vecino veterano pueda facilitar pistas. Sería extraordinario poder brindar al propietario de la foto alguna precisión sobre tan bonito recuerdo familiar.


7 de abril de 2016

DEBATE SOBRE LA PUBLICIDAD PIRATA COMERCIAL CALLEJERA


Original artefacto publicitario multimarca en la Plaza de Olavide. Con un cierto aire retro- variante película del oeste- diferentes establecimientos de los alrededores de la plaza visualizan sus negocios. A fijarse en el formidable candado que sujeta el mueble urbano pirata al árbol.



Las calles de la ciudad, nuestra ciudad, se están convirtiendo en una selva de señales comerciales piratas, desordenada y caótica. Cualquier negocio se siente legitimado para colocar en calles, sobre todo en las esquinas próximas, soportes, señales, indicadores y artilugios que apunten hacia su establecimiento. 

Este formato pizarra parece ser el más utilizado como señalizador de esquina


No escribo con ánimo depurador o prohibicionista. La vida está muy achuchada y el comercio en general busca reforzar lazos con el público a través de todo tipo de procedimientos promocionales. Otra cosa son los resultados que obtienen. Dudo que estas prácticas sobre las que comento resulten muy positivas. Tiendo a pensar que, incluso, pueden resultar agresivas para el ciudadano y con consecuencias negativas desde el punto de vista de la imagen. Sobre todo, en momentos en los que publicidades menos agresivas, más directas y personales, están muy facilitadas a través de medios o redes sociales digitales.

Luego está el impacto urbano de la presencia en las calles de miles de objetos distintos, de dudoso gusto la mayoría, anclados a mobiliario público como semáforos o arbolado, molestando al tráfico en ocasiones y compitiendo por la atención de los viandantes en una confusión de señales cacofónica y sin que se vea orden ni concierto. Todavía solo son unos pocos audaces comerciantes los que toman la iniciativa. Pero las modas y la propia competencia entre unos y otros negocios- a fin de cuentas ¿si el de al lado lo pone por qué yo no?- puede llevarnos a convertir las esquinas en unos espacios feos e ingobernables. Si sumamos a ello el propio desastre del mobiliario urbano, las marquesinas y los soportes publicitarios regulados, la conversión de las aceras en parkings generalizados de motos, las terrazas y tantas cosas más terminaremos por convertir la ciudad, ya lo es en gran medida, en una pesadilla estética y vivencial.

Señalizador king size.


¿Qué hacer? Puede haber respuestas para todos los gustos. Desde las prohibicionistas, de hecho, las ordenanzas municipales no consienten estas prácticas, hasta la permisividad total. Creo que todo esto merece un debate entre los ciudadanos, los propios establecimientos, la industria publicitaria regulada, la administración municipal y los colectivos más afectados por estas prácticas que no son otros que los vecinos con menor movilidad, los peatones, las personas con capacidades reducidas, los niños, etc.

Puede que la solución pase por crear nuevos soportes regulados o por lo menos una reglamentación que siendo más permisiva que la actual persiga una estética y un orden más adecuados para la buena convivencia vecinal y a favor de la igualdad de acceso de todos y cada uno de los establecimientos comerciales a pie de calle.

Por mi parte queda abierto el debate entre los lectores del blog y los interesados. Tienen mí plataforma a su disposición.