27 de octubre de 2011

Hospital Clínico San Carlos




El Clínico es como una segunda casa para muchos vecinos de Chamberí. Consultas con los especialistas, pruebas diagnósticas, intervenciones quirúrgicas, partos y urgencias son actividades por las que, unos menos y otros más, acabamos pasando todos los vecinos y vecinas.

Pero no solamente los pacientes y los atendidos formamos parte del paisaje humano del Clínico. Miles de médicos, enfermeros, celadores y multitud de especialistas en cocina, lavandería, laboratorio y tantas otras disciplinas pasan sus sietehoras reglamentarias, a veces más si les tocan guardias o el turno de noche, en las dependencias hospitalarias del noroeste de Madrid.

Dicen los que saben de estas cosas que los hospitales grandes son organizaciones de altísima complejidad. Agrupan a profesionales de alta especialización y de disciplinas muy variadas. Otro factor diferencial que determina los resultados de un hospital, y en esto no hay organización que se les pueda comparar, es la calidad humana y profesional de los que contribuyen a sus sostén. De nada serviría la mejor organización y los mejores recursos si luego al final las personas responsables de nuestros cuidados no dan la talla humana.

El dolor, la vida y la muerte son muchas veces las materias primas con las que trabajan los servidores de la sanidad. Trabajar en esas condiciones exige una gran calidad humana y unas aptitudes profesionales que no tienen precio.

Muchas veces no nos damos cuenta del significado que tiene el contar con una sanidad pública como la española. Tenemos tendencia a pensar que todo depende del dinero que pongamos en los presupuestos sin darnos cuenta que lo primordial es tratar bien y con respeto a los profesionales que nos ayudan a superar nuestros trances de salud.

El Hospital Clínico tiene una historia realmente apasionante. Como Institución es el hospital más antiguo de Madrid con enorme diferencia pues es el heredero en línea directa del Real Colegio de Cirugía de San Carlos fundado en 1787 y sito en la calle de Atocha, en lo que es hoy Colegio de Médicos de Madrid. Un hospital clínico, en España, es por definición un hospital en el que se imparte formación médica y de enfermería y está asociado comúnmente a una Universidad. Hoy casi todos los hospitales de la red pública imparten formación- programas MIR, etc-. De esa manera todos ellos son hospitales clínicos que muchos casos tienen la denominación de hospitales universitarios.

Antiguo Hospital San Carlos de la calle de Atocha. Foto procedente de la página web del Hospital Clínico

Merece la pena hacer un recorrido por la historia del HCSC- Hospital Clínico San Carlos- a través de la página web del propio organismo. Los hitos fundamentales que me permito señalar fueron, en orden cronológico: la incorporación del Colegio de San Carlos a la Universidad Central de Madrid en 1845; el largo proceso de construcción de un nuevo hospital- obra diseñada por Manuel Sánchez Arcas en estilo racionalista- que se culmina en 1936 en su actual emplazamiento con la mala suerte de convertirse en territorio de combate en la guerra civil- se combatió piso por piso durante el otoño del 36 y quedó convertido en una ruina-; la reconstrucción del hospital a lo largo de la década de los 40 y su apertura, lenta apertura, en 1951, que no culmina hasta 1965; el paso de depender de los presupuestos universitarios a pasar formar parte de la red de hospitales de la Seguridad Social (Insalud) en 1986 y por último el proceso de reforma respaldado por un Plan Director impulsado en los primeros años 90 y que todavía se encuentra en ejecución.

El Hospital Clínico destruido en la guerra civil. Foto procedente de la web del Hospital

El hospital se organiza en dos alas de hospitalización llamadas Norte y Sur- realmente deberían llamarse Noreste y Suroeste por su orientación- que rodean unos bloques centrales, con muchos patios y dependencias- en los que se desarrollan otras misiones hospitalarias, por ejemplo las recién inauguradas Urgencias así como los servicios de cocina. En el ala Sur sobresalen una especie de corredores que se conocen en el argot como “martillos”, que terminan en unas balconadas enormes y con las mejores vistas de Madrid. En esos balcones suelen los pacientes internados y los parientes visitantes echarse sus cigarrillos, unos descaradamente y otros con cierto sigilo clandestino.

El tráfico de personas entre unos servicios y otros se organiza a través de unos enormes pasillos en cada ala y algunos otros transversales. La entrada monumental mas agraciada arquitectónicamente hablando es la orientada hacia la Universidad Complutense, llamada Puerta A. Las entradas para el público más usuales son las llamadas Puertas I y G. Y por supuesto unas de las dependencias más visitadas son las consultas externas que dan por el ala Sur.

Vista del HCSC con el fondo de la sierra de Madrid.


La situación privilegiada del HCSC, en el conocido antiguamente como Cerro del Pimiento, es uno de los factores diferenciales de este hospital con respecto a otros de Madrid. Las vistas que se disfrutan desde sus alturas, ya lo he dicho antes, son ciertamente de las más bonitas de Madrid. En el plano más cercano, el museo de América y el pirulí de Moncloa, el escurialense Ministerio del Aire y el conjunto de edificios de la Ciudad Universitaria. En el plano lejano, las espectaculares vistas de la Casa de Campo, del Monte del Pardo y de la Sierra de Madrid.

El Museo de América visto desde el HCSC


Pero lo más entrañable del conjunto lo constituye el público. A las horas centrales de la mañana los pasillos parecen manifestaciones por las muchedumbres que albergan. Luego por la noche, los pasillos quedan en calma y solo la labor en las plantas de hospitalización y en las urgencias dan fe de la vida hospitalaria. Alguna noche pasando por la planta baja tienes la sensación de estar solo en el mundo. Ni un alma por los largos pasillos. Acaso alcanzas a ver una camilla en el recodo de alguno de las esquinas. Existe la leyenda urbana en el Clínico, que no se entere el amigo Iker Jiménez, que habla de una camilla loca con un conductor invisible que aparece y desaparece en medio de los pasillos en mitad de la noche. Otra leyenda, en este caso se la escuché a mi padre hace ya muchos años, que nos habla de los fantasmas de un grupo de milicianos que de vez en cuando se echan unas risas y emiten el humo de sus cigarrillos desde uno de los patios del centro.

Cuartel del Estado Mayor del Aire en Moncloa visto desde el HCSC

El Clínico era un hospital con cierta mala fama de cuidados a los pacientes hasta los años 90 pero que sin ninguna duda ha ido mejorando sustancialmente en estos veinte últimos años, desde su incorporación a la Red de hospitales públicos del antiguo Insalud. Tiene servicios de alto prestigio. No seré yo quien diga cuáles de ellos superan la media de otros hospitales de Madrid pero para nadie es un secreto que Cardiología, Oncología, Endoscopias, Reumatología y Cirugía de Mama son servicios muy bien considerados en la comunidad médica y científica.

Una vista del HCSC



La verdad es que los vecinos del barrio tenemos mucha suerte disponiendo de un hospital como el Clínico. Al final los servicios médicos se miden por su calidad asistencial. Tenemos la manía de nuevos ricos de pensar que los hospitales son mejores en función de la calidad de las habitaciones. Pero eso es lo de menos.

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