Una amiga me manda esta foto de la Plaza de Olavide del año 1991. Pertenece a la colección fotográfica de la CAM. La foto viene acompañada de un precioso texto en el que Carmen rememora la Plaza de Olavide de la década de 1990. Aqui os dejo con el escrito. Y gracias por todo, Carmen.
Hace tiempo ya que la plaza es distinta a la que se ve en la foto. Hace diez, doce años que desaparecieron las zonas terrizas y el suelo se llenó de baldosas rojas, con zonas acotadas para plantas y espacios reservados en exclusiva para los niños.
Atravieso la plaza con frecuencia, veo sus formas actuales, me he acostumbrado a su actual fisonomía… Pero, de repente, aparece esta foto y me resulta tan familiar que cuesta creer que esa plaza ya no existe más que en las fotos antiguas y en la memoria. No es que la añore como era. No. No es que me guste más aquel ambiente que el de ahora. Es otra cosa. Es porque aquella era la plaza de Dani. Por ella correteaba todos los días, a la hora menos fría de la mañana. Las cuidadoras de la guardería, un antiguo despacho de alimentación remodelado y adaptado para ser escuela infantil, sacaban todas las mañanas sin lluvia a los pequeñajos a la Plaza de Olavide, a tomar el aire y a jugar con la tierra. La guardería no tenía patio porque era minúscula, pero los niños no se quedaban sin recreo cuando el tiempo acompañaba.
Antes de la hora de salida, un hombre del que he olvidado el nombre verdadero, se adelantaba y limpiaba de porquería (varios tipos de porquería) el espacio en el que los niños jugarían, para que ninguno confundiera un desperdicio con una golosina, una pelotita o… qué se yo. ¿Qué sería de aquel hombre que realizaba tan ingrata, pero tan meritoria labor?
Aguzo la vista para intentar encontrarle en la foto, quizás ande todavía por ahí, entre los chicos que juegan al fútbol, o se haya sentado a reposar en un banco del extremo de la plaza, después de su jornada laboral. Quizás cuando se hizo esta foto, el hombre ya había dejado su trabajo con los niños.
Tampoco Dani está en la foto que miro, aunque entonces todavía se montaba en los columpios y se tiraba por el tobogán, y correteaba por la plaza con los amigos del colegio al que había empezado a ir al acabarse el verano.
Hace tiempo que la plaza ha cambiado. Y yo la he visto cambiar. Pero veo la foto y me cuesta creer que ya no existe.
Carmen S.
1 comentario:
Guauuuu!
De las cosas que mejor recuerdo de Olavide de cuando yo era niño eran sus baldosas hexagonales. Me fascinaban. Esta foto me ha traído muchos recuerdos y me identifico mucho con el texto, porque a mí también me envuelve la nostalgia de la plaza que fue.
Fernando
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