Chamberí. Pintura de Rafael de la Concepción. La escena representa la calle de Santa Engracia en un atardecer desde Luchana hasta la calle Santa Feliciana. |
Rafael de la Concepción es un personaje poco amigo de los
escaparates y de la promoción. Es un artista enamorado de su trabajo y de los
ritos que la creación conlleva. Aunque ha desarrollado
una carrera exitosa con exposiciones
en muchos países y cuya
obra figura en colecciones
particulares y museos, el sigue prefiriendo el trato directo con sus
clientes y huye de ser representado por galeristas y marchantes. Eso ha hecho
que su nombre no luzca demasiado en los mass media y en las revistas de arte.
Formado como escultor en Bellas Artes de San Fernando su
obra ha girado permanentemente hacia el descubrimiento de técnicas y de formas
expresivas realistas pero sin despreciar la experimentación de vanguardia
cuando ello convenía.
Muy influido por la devoción a su
padre, uno de los artesanos mas brillantes de la marquetería
española, ha rendido culto a esa vieja técnica. El juego de los colores,
las texturas y las formas que puede adoptar la chapa de madera se convierte
para Rafael en un sutil juego de memoria, de creatividad y de capacidad
artesana.
Memoria para reconocer la gama de chapas de madera, muchas
de ellas centenarias, que ha ido adquiriendo a lo largo de toda una vida. Más
de cien especies distintas de madera cortadas en finas láminas componen su
colección de materias primas vitales para el arte. Desde las mas sencillas y
accesibles como el cerezo, el roble o el limoncillo hasta las especies mas
exóticas como el palosanto de Rio, el ébano de Macasar o de Gabón. Recordar sus
texturas, sus precisos colores y la variedad de las vetas y hacer este
ejercicio de memoria constituye todo un proceso de lucha constante a favor de
la obra que en cada momento desarrolle. A veces le convendrá un uso plano de la
materia. En otras ideará un volumen inventado, una geometría del espacio y de
la forma. Pero siempre al servicio del proyecto.
Descanso del deportista, detalle. Obra en marquetería. |
Creatividad en los temas a ensayar. Paisaje, retrato,
bodegón. Eso es lo de menos. Rafael es un observador de la naturaleza y un verdadero
obseso de la fugacidad de la luz. Cuando la madera no es suficiente para que la
obra de arte fructifique no duda en utilizar la pintura y otras formas
plásticas. El uso de técnicas mixtas le
ha educado en el respeto a todas y cada una de ellas. Es por lo tanto un pintor
consumado, un tallista de gran oficio y un maestro de la marquetería.
No son obras sencillas de acabado. Las técnicas que emplea,
entre las cuales además de la marquetería merece la pena destacar la pintura
sobre hule con tintas serigráficas, exigen una enorme precisión y un proceso de
manufactura altamente artesanal. El silencio de su estudio, las horas esperando
el resultado de un prensado, le convierten en un artista de la vieja escuela,
con esa paciencia oriental que forjaba el espíritu de los artistas medievales y
renacentistas.
Rafael es vecino de Chamberí desde hace muchos años. Vive y
tiene su estudio en su casa de Santa Engracia y desde sus balcones se permite
el lujo pagano de contemplar los atardeceres de nuestra ciudad. Cree que las
circunstancias de la vida le llevarán a trasladar su residencia fuera de
Madrid. Sería una perdida para nuestro distrito. Dedica parte de su tiempo a
transmitir los viejos secretos del arte de la marquetería a amigos que le
visitan para observar como trabaja.
Rafael de la Concepción |
Creo que toca ya que los vecinos de Chamberí le demostremos
nuestro cariño. Hago un llamamiento a coleccionistas, amigos del arte e
inversores para
comprar obras suyas que tiene a la venta a través de su página web.