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Estatua de Pérez Galdós en el Retiro. |
Recientemente uno de los lectores
del blog,
Vicente Lorenzo, nos dejaba este estupendo regalo en un comentario
dedicado a las páginas de
Fortunata y Jacinta de
Pérez Galdós[i] localizadas en el barrio
de Trafalgar:
"Con
que ya ven ustedes cómo así, a lo tonto a lo tonto, ha venido sobre mi asilo el
pan de cada día. La suscripción fija creció tanto que al año pude tomar la casa
de la calle de Alburquerque, que tiene un gran patio y mucho desahogo. He
puesto una zapatería para que los muchachos grandecitos trabajen, y dos
escuelas para que aprendan. El año pasado eran sesenta y ya llegan a ciento
diez. Se pasan apuros; pero vamos viviendo. Un día andamos mal y al otro
llueven provisiones. Cuando veo la despensa vacía, me echo a la calle, como
dicen los revolucionarios, y por la noche ya llevo a casa la libreta para
tantas bocas. Y hay días en que no les falta su extraordinario, ¿qué creían
ustedes? Hoy les he dado un arroz con leche, que no lo comen mejor los que me
oyen. Veremos si al fin me salgo con la mía, que es un grano de anís, nada
menos que levantarles un edificio de nueva planta, un verdadero palacio con la
holgura y la distribución convenientes, todo muy propio, con departamento de
esto, departamento de lo otro, de modo que me quepan allí doscientos o
trescientos huérfanos, y puedan vivir bien y educarse y ser buenos
cristianos." (PARTE 1, capítulo 7)
"La
planicie de Chamberí, desde los Pozos y Santa Bárbara hasta más allá de Cuatro
Caminos, es el sitio preferido de las órdenes nuevas. Allí hemos visto
levantarse el asilo de Guillermina Pacheco, la mujer constante y
extraordinaria, y allí también la casa de las Micaelas. Estos edificios tienen
cierto carácter de improvisación, y en todos, combinando la baratura con la
prisa, se ha empleado el ladrillo al descubierto, con ciertos aires mudéjares y
pegotes de gótico a la francesa. Las iglesias afectan, en las frágiles
escayolas que las decoran interiormente, el estilo adamado con pretensiones de
elegante de la basílica de Lourdes. Hay, pues, en ellas una impresión de aseo y
arreglo que encanta la vista, y una deplorable manera arquitectónica."
(PARTE 2, capítulo 5)
Evidentemente, este asilo no es
el que se comenta en esta entrada del blog, pero, por las fechas, muy
probablemente está inspirado en él.
No son estas las únicas
referencias a los alrededores de la plaza que aparecen en la novela de Galdós:
Doña Lupe vive en la calle
Raimundo Lulio:
"Púsose,
pues, a zurcir en su sitio de costumbre, que era junto a la vidriera. En el
balcón tenía dos o tres tiestos, y por entre las secas ramas veía la calle.
Como el cuarto era principal, desde aquel sitio se vería muy bien pasar gente
en caso de que la gente quisiese pasar por allí. Pero la calle de Raimundo
Lulio y la de Don Juan de Austria, que hace ángulo con ella, son de muy poco
tránsito. Parece aquello un pueblo." (PARTE 2, capítulo 3)
Cuando Fortunata y Maxi se casan,
van a vivir junto a Doña Lupe en la calle Sagunto esquina a Castillo:
"Contole
un día que ya tenía tomada la casa, un cuarto precioso en la calle de Sagunto,
cerca de su tía." ...
"Charlaron
otro día de la casa, que era preciosa, con vistas muy buenas. Como que del
balcón del gabinete se alcanzaba a ver un poquito del Depósito de aguas[ii]; papeles nuevos,
alcoba estucada, calle tranquila, poca vecindad, dos cuartos en cada piso, y
sólo había principal y segundo. A tantas ventajas se unía la de estar todo muy
a la mano: debajo carbonería, a cuatro pasos carnicería, y en la esquina
próxima tienda de ultramarinos." ...
"Fortunata
en el balcón, mirando por la calle del Castillo hacia el paseo de la Habana,
..." (PARTE 2, Capítulo 7)
El paseo de la Habana es la
actual calle de Eloy Gonzalo."
Hasta aquí el texto de Vicente Lorenzo, a quien damos las gracias por esta contribución al blog.
[i] Nota de Ángel de Olavide. La
relación de Galdós con Madrid es sobradamente conocida. “Nací a los veinte
años, en Madrid...” escribía. Su relación con Chamberí es si cabe mas íntima.
Vivió y murió en la calle
Hilarión
Eslava número 7 y fue comidilla en los círculos literarios que durante
muchos años mantuvo una especie de “picadero” en la calle de Santa Engracia
esquina a Raimundo Lulio. También tuvo otro piso alquilado en Alberto Aguilera
70.
[ii] Nota de Ángel de Olavide.
No es la única vez que Galdós nos habla del Depósito de Aguas de Santa
Engracia. El comienzo de
Tristana
nos dice PG refiriéndose a Don Lope Garrido:
“En el populoso barrio de
Chamberí, más cerca del Depósito de Aguas que de Cuatro Caminos, vivía, no ha
muchos años, un hidalgo de buena estampa y nombre peregrino…”. Por
cierto que en Tristana se encuentran mas referencias a Chamberí.