Foto tomada esta misma mañana en la esquina de Santa Feliciana con la Plaza de Olavide |
Tiene razón el señor Botín. El dinero está llegando a espuertas. Inversores codiciosos aguardan en la puerta de los bancos españoles dispuestos a entregar fortunas. Las agencias de venta de pisos tienen colas en sus puertas. Y los comercios rebosan de una clientela ansiosa por comprar los últimos gadgets de moda, el coche mas molón y la ropa mas sofisticada. Los buñuelos de Todos los Santos se rellenan de trufa blanca y los turrones mas caros del mundo han desaparecido de los estantes.
Y en mi barrio, las bicicletas ya se encargan de oro. Michelin no sabe como atender la demanda de neumáticos macizos del noble mineral que les llega desde sus concesionarios españoles.
Hasta aquí llegaron las aguas.
A partir de ahora lujo y champán. Barra libre para todos. Ya era hora.
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